Reflexiones para tí.

El “Viernes Negro”

“Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud” (1 Pedro 2:24).

Hoy se celebra en los Estados Unidos el famoso “Viernes Negro”. No vayas a suponer que dicho nombre ha de encerrar algún significado macabro, rayano en lo demoníaco. Nada que ver. Se suelen dar dos explicaciones en cuanto al origen de la frase. Algunos proponen que “Viernes Negro” fue el término que acuñaron los policías debido a la gran cantidad de gente y de vehículos que ese día abarrotan los centros comerciales y las calles de las principales ciudades de Estados Unidos.

Por otro lado, como el “Viernes Negro” da inicio a la temporada de compras navideñas, hay quienes sugieren que el nombre se debe a que los registros de contabilidad de los establecimientos comerciales pasan de rojo (déficit) a negro (superávit). Como las tiendas ofrecen grandes descuentos, la gente sale a comprar desde antes de la medianoche a fin de aprovechar las ofertas inigualables que únicamente podrán conseguirse ese día. Tanto por los significativos descuentos como por la cantidad de personas que moviliza, el “Viernes Negro” ha llegado a ser un día que muchos esperan con ansias. En 2014 las compras superaron los sesenta mil millones de dólares.

Hace dos mil años hubo un “viernes negro”, el más negro de la historia. Lucas nos cuenta que aquel viernes, mientras el Hijo de Dios se hallaba clavado en la cruz, “toda la tierra quedó sumida en oscuridad” (Lucas 23: 44, NVI). Ese día Dios hizo la mayor oferta que alguna vez hayan recibido los seres humanos: puso la salvación, de forma gratuita, al alcance de todos nosotros. Además, aquel renegrido viernes en el Gólgota,

Dios no solamente hizo un simple descuento en nuestra deuda, ¡sino que la pagó por completo!

Ese “viernes negro” el Señor llevó sobre sus hombros el peso de tu culpa, cargó con tus pecados, para que hoy pudieras disfrutar de vida eterna. ¡Qué amor tan maravilloso! ¿Sabes qué es lo mejor del negocio? Que no necesitas hacer una larga fila, durante varias horas, para aprovechar esa extraordinaria oferta salvífica. La invitación está abierta: “Vengan a las aguas todos los que tengan sed! ¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero! Vengan, compren vino leche sin pago alguno” (Isaías 55:1, NVI).

#JesúsSalva

Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco






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